1970. En España el franquismo daba sus últimos coletazos, pero los casi 40 años de dictadura había dejado mella en nuestras costumbres y la forma de comportarnos. Quizás era menos notorio en las grandes ciudades, que intentaban buscar reflejo en otras urbes europeas más libres y modernas, sin embargo, en los pequeños pueblos interiores el tiempo parecía pasar más despacio y aún seguían jerarquizados por el respeto impuesto a base de miedo.
En aquel ambiente, en uno de aquellos pueblos, Manuel Delgado Villegas (El Arropiero) sobresalió de la página habitual de sucesos convirtiéndose, a la postre, en el mayor asesino en serie de la historia de España. Los medios de comunicación de aquel entonces, ávidos de noticias, cuanto más sensacionalistas mejor, hacían de este suceso el circo sin pan de un país que luchaba por salir de su particular hoyo.