Jonay es un chico depresivo con graves problemas de gestión de la ira que vive atormentado por la convicción de ser mala persona. Está rozando los treinta y su vida es un desastre a todos los niveles. Alentado por su madre accede a ir una última vez a terapia de grupo con una nueva psicóloga. Allí conocerá a Cho y Airam, dos tipos de moral dudosa junto a los que aprenderá dos cosas: que siempre se puede caer más bajo, y que hasta en los pozos más hondos e inmundos hay bondad, pero adoptando otras formas. Jonay, desesperado por conseguir dinero, acabará colaborando con sus nuevos socios en una trama que los mezcla con la mafia. Esta es una de esas historias que hacen que al lector se le revuelvan las entrañas, para bien o para mal. A la autora le gustan los personajes complejos y con claroscuros, capaces de transmitir incomodidad al lector, pero con sentido del humor, superponiendo sobre el mismo plano lo lindo e inocente con lo crudo y desagradable... Y dibujar protagonistas guapetes, eso también