Bella Muerte es una serie que combina el realismo mágico de Sandman con la brutalidad del western crepuscular de Predicador, y ya esta primera entrega fue nominada a varios premios Eisner en 2014: Sue DeConnick como mejor guionista, Emma Ríos por mejor lápiz/entintado y mejor portada, y Jordie Bellaire en la categoría de mejor color. De Connick describe el origen de la historia, basada en los cantares de ciego, de los que le había hablado Emma Ríos: “En nuestro libro hay un par de mendigos que llegan a una especie de mítica ciudad del Oeste y cuentan su historia. Una historia que habla del amor de Albañil por Bella, de su unión y de cómo, tras su matrimonio, Albañil se consume con la idea de que otros hombres admiren a su Bella. Así que construye una torre de piedra y la encierra en ella. Bella, sin la caricia del viento y el calor del sol empieza a marchitarse y muere. Muerte acude a buscarla, pero también cae hechizado y engendra una hija con ella. Sin embargo, la hija no es suficiente para atarla a nuestro mundo. Muerte se apena y se lleva la niña con ella. Y la cría en el mundo entre los vivos y los muertos para convertirla en un espíritu de venganza y castigar a los que maltratan a los inocentes. La llamamos Ginny”, concluye. Emma Ríos asegura que necesitaba clavar el tono visceral y poético del guión, y que, durante meses, se dedicó a ver un western (o una película de samuráis) cada día y que Sergio Leone y Masaki Kobayashi se convirtieron en sus musas, especialmente debido a sus peculiares estéticas y tempos, cercanos a lo onírico. “Una lectura densa, barroca pero no recargada, donde no todo es lo que parece ser. (...) El dibujo de Emma Ríos es simplemente espectacular. No sólo demuestra una perfecta sintonía con el ideario argumental de Kelly Sue, sino que construye de la nada una atmósfera única, a la altura de los más grandes”. Pedro Monje, Zona Negativa