Juan José Moreno Cuenca, el Vaquilla, pasó entre rejas veintiocho de los cuarenta y dos años que duró su vida. La prensa y el cine le convirtieron en un mito delictivo mientras España giraba vertiginosamente hacia la democracia y las noticias se llenaban de atracos, tirones de bolsos y heroína. Conoció la mayoría de los reformatorios y centros penitenciarios del país, y fue la figura más relevante del fenómeno quinqui, retratado en películas como Perros callejeros, Yo, el Vaquilla o Deprisa, deprisa.
La rumba de Los Chichos le convirtió en un mito carcelario, el alegre bandolero soñando con la libertad. Manuel Vázquez Montalbán lo definió como una víctima de su propio destino porque no supo, quiso o pudo, aprovechar las ocasiones que se le presentaron. Su vida fue una huida hacia adelante y murió cuatro años antes de la fecha fijada para su puesta en libertad.
